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Anexos / “Benefactoras”

Ángela Labaca


En 1917, Dña. Angelita Labaca y su hermano, dejan un legado en su testamento por el cual se constituye una Fundación Benéfica, con la intención de actuar en la Educación y la Sanidad, ordenando que se construyan escuelas y un Hospital Materno Infantil.

El nombre de Ángela suele citarse después del de su hermano (“hermana de”), pero su obra es conocida en A Coruña como la escuela de “Doña Angelita”. Y lo cierto es que si bien la apertura de la escuela en la calle Juán Flórez fue en principio obra de los dos hermanos, Ángela y Ricardo, éste murió tres meses después de que empezara a funcionar y su funcionamiento se debe a Ángela, que se hizo cargo de la fundación que se puso en marcha para gestionarla.

Durante cincuenta años el colegio estuvo dirigido por la misma persona, Javier Anta Seoane, quien promovió todo tipo de actividades, como las clases nocturnas para los ex alumnos, la banda infantil de música, una revista mensual y diversas exposiciones escolares. Las escuelas pasaron a integrarse en la red educativa pública en 1977 y su edificio fue ampliado en 1989 con la incorporación de un anexo en su parte posterior que aumentó de la capacidad del centro.

En 1926, Ángela Labaca promovió el Sanatorio que lleva su apellido, destinado a servir de maternidad para las coruñesas humildes. El Hospital Materno-Infantil, se construyó en el lugar de A Coruña, llamado Monserrat, según el proyecto del arquitecto Leoncio Bescansa. Estos terrenos, a falta de ser facilitados por el Ayuntamiento, según era el propósito de su hermano Ricardo, habían sido adquiridos por Ángela. En el lplan inicial también se contemplaba la construcción de una iglesia y la Escuela de Enfermeras y Matronas. La Iglesia se llevó a termino, pero no la Escuela de Matronas.

Ángela Labaca falleció el 28 de febrero de 1929 y su entierro tuvo lugar al día siguiente, convertido en una sentida y emotiva despedida de la ciudad a esta benefactora, a la que le rindió un póstumo homenaje en el trayecto del entierro.

Ángela Blanco Pérez


Ángela Blanco Pérez fue una benefactora coruñesa que nació en la localidad de Friol (Lugo) en el año 1888 y falleció en A Coruña, en 1975. Popularmente se le conoció como doña Ángela e hizo de su vida un soporte de entrega en favor de más desfavorecidos. Se convirtió en una entusiasta y activa mujer proclive a la ayuda allí donde fuese preciso tener una atención con el que la necesitase, reluciendo su figura humana en A Coruña por la gran generosidad que desprendía.

Había llegado a esta capital procedente de su lugar de nacimiento en 1918, pasando a prestar servicios en La Granja Agrícola, en la que tenía su domicilio el nobiliario Soto, el cual había sido destinado allí como ingeniero.

Al enviudar este se casó con Ángela Blanco en segundas nupcias y su mujer pronto había de iniciar lo que constituiría el principio de su gran obra social. Asistió de un modo económico a dos hermanas en precaria situación, ya que ambas vivían de los ingresos procedentes de un modesto colegio privado, situado en Los Castros, el cual venía atravesando graves problemas económicos. Ángela acabó por hacerse cargo de la administración de dicho colegio y lo convirtió en poco tiempo en una conocida y familiar institución benéfica: “El Ángel de la Guarda”.


1961-11-29- La Voz de Galicia- Proyecto colegio Ángel de la Guarda

Esta tenía por finalidad atender a los niños y niñas del barrio, que acudían a esta institución no solamente a recibir enseñanza, sino también a la procura del sustento diario, porque sus hogares, por efectos de los vaivenes del país, se hallaban en su mayoría en la miseria debido a la constante falta de trabajo y también a la emigración.

Instalaciones educativas En la década de los años 60 del pasado siglo, Ángela Blanco concibió la idea de levantar una gran instalación educativa, de modo que el 2 de diciembre de 1969 se inauguró el nuevo “Grupo Escolar Ángel de la Guarda” un gran centro educativo con capacidad para la enseñanza de 480 alumnos.


1969-12-03- El Ideal Gallego- Inauguración colegio Ángel de la Guarda

Finalizada su obra social, el 10 de diciembre de 1975, a la edad de 87 años, fallecía esta humilde mujer dejando detrás una institución que había paliado las necesidades de todo un barrio emergente, siendo muy apreciada por los coruñeses.

Teresa Herrera


Para dar nombre a una calle, un hospital y varios trofeos deportivos, resulta bastante escasa la información disponible sobre esta increíble mujer.

Teresa Margarita Herrera y Posada nacida en A Coruña el 10 de noviembre de 1712 fue una coruñesa de familia humilde con una clara vocación de caridad cristiana. Popularmente la llamaban Teresa dos demos, ya que recorría de rodillas la distancia que había entre su casa, en la parte alta de la calle de Cordonería y la iglesia de San Nicolás, a donde iba a rezar.

Tenía nueve hermanos y cuando su madre quedó viuda optó por irse de casa a ganarse la vida honradamente y no ser gravosa a su familia. Cuando años más tarde sólo quedaban aparte de Teresa, su madre y dos hermanas, a requerimiento de la madre moribunda, Teresa Herrera se hizo cargo de una de sus hermanas que era discapacitada. Ello no le impidió seguir con su caridad de tener en su casa a pobres mujeres enfermas y sin medios para curarse ni mantenerse.

El sustento lo lograba de las limosnas que obtenía de otros fieles y de sus escasos recursos, convirtiendo su hogar en un pequeño hospital. En 1789, Teresa Herrera donó sus bienes a la congregación de la Virgen de los Dolores para que hiciese realidad su sueño, el de crear un hospital de caridad en A Coruña. Y dos años más tarde, el 14 de junio de 1791, se colocaba la primera piedra en un acto solemne y emotivo al cual asistió ya muy anciana Teresa Herrera que recorrió el itinerario procesional apoyada en su bastón, cantando con los demás fieles.

Falleció en su ciudad el 22 de octubre de 1791, dándose sepultura en la capilla de los Dolores de la iglesia de San Nicolás. Falleció triste por las intrigas que se levantaran contra su proyecto nuevamente, intrigas que, afortunadamente, no tuvieron éxito y en 1794 se inauguraba el hospital.

En el año 1876, el Ayuntamiento aco*rdó dar el nombre de Teresa Herrera a la por aquel entonces Campo Carballo, la que actualmente comienza en la calle de Ferrol y la plaza de Lugo y acaba en la Plaza de Pontevedra. . Asimismo, desde 1946 se organiza en la ciudad coruñesa el decano de los trofeos futbolísticos con el nombre de la benefactora coruñesa.


Hospital de la Caridad, construido en la calle Hospital en 1791 y derribado en 1960

Parir en la clandestinidad

El Hospital de Caridad de A Coruña tenía desde el siglo XVIII un 'cuarto de partos secretos' para las mujeres que decidieran abandonar a sus hijos por ser ilegítimos o resultar una carga familiar.

La indiferencia, el abandono físico del bebé y el infanticidio eran habituales en la España del siglo XVIII, y estas prácticas durarían hasta entrado el XX. La mayor parte de la sociedad vivía en extrema pobreza y traer un hijo más al mundo podía desbaratar definitivamente la economía familiar. Si el hijo era ilegítimo, representaba una deshonra para la mujer soltera, y haberlo concebido fuera del matrimonio, suponía una seria amenaza para la supervivencia de la familia.

Con la Ilustración se impuso una nueva idea de la infancia, que empezó a verse como una potencial fuente de riqueza. El Estado, por tanto, debía de hacerse cargo del cuidado del niño, preocuparse por su educación y favorecer el aumento de la población para mejorar las condiciones económicas del país. El bebé abandonado en el torno de un hospicio -el expósito- fue considerado desde ese momento como potencial mano de obra para un oficio o para cubrir las bajas en el ejército.

En A Coruña, gracias a la iniciativa de una mujer, Teresa Herrera (1712-1791), se construyó un Hospital de Caridad para dar asilo a los niños no deseados, y legó todos sus bienes a esta causa. Hasta entonces -finales del siglo XVIII-, la única institución con hospicio era el Hospital Real de Santiago a donde iban expósitos de toda Galicia.

Uno puede imaginarse en qué estado podían llegar estos niños después de transitar penosos caminos, como señala Carlos González Guitián, que ha estudiado con detenimiento este asunto. Los que no llegaban muertos llegaban moribundos. Allí eran criados por nodrizas voluntarias, que recibían una escuálida paga, y, cuando escaseaban, las feligresías próximas a Compostela llamaban a las mujeres lactantes de la zona, que estaban obligadas a ir.

El Hospital de Caridad coruñés empezó a dar asistencia en 1897. Contaba con tres médicos, siete enfermeros y un capellán, y disponía de unas instalaciones anexas para acoger a los niños expósitos, además de un Departamento de Maternidad llamado cuarto de partos secretos. Un estricto reglamento protegía la intimidad de la mujer y favorecía el desarrollo del expósito en el Hospital de Caridad.

“El cuarto de partos secretos se llamará primer Departamento de Maternidad, como se designa en la Ley de Beneficencia, y tendrá dos estancias separadas, una para pobres, otra para las que puedan pagar los gastos que ocasionen”, señalaba el texto, que regulaba con toda precisión el papel y las responsabilidades de cada cual en el centro.

benefactoras.txt · Última modificación: 2024/02/22 20:00 por iagoglez