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Anexos / Fábricas de cerillas

En julio de 1888, en la fábrica de cerillas Bryant & May, en Bow, al este de Londres, las 1.400 obreras de la empresa, conocidas como ‘the matchwomen’ (las cerilleras), se declararon en huelga.

La sociedad victoriana se escandalizó, no por las condiciones en las que trabajaban, sino porque el lugar para las mujeres no era la fábrica, sino el hogar. Hacían cerillas respirando el tóxico fósforo blanco durante 14 horas al día, sus salarios bajaron al nivel de 1878 y los castigos y las multas respondían a la arbitrariedad. (El mundo)

Guerra al mechero


La posibilidad de obtener fuego fácilmente y en cualquier momento ha representado un gran avance en la historia de la humanidad.

Pese a parecer un producto bastante simple, una cerilla atraviesa diferentes fases en su proceso de producción y requiere una cantidad considerable de componentes químicos para la composición de su cabeza.

A grandes rasgos, es preciso lograr una combinación adecuada para garantizar todas y cada una de sus propiedades: facilidad de combustión, tamaño apropiado de la llama y sencillez de apagado.


La fábrica de cerillas, cerca de los actuales juzgados y por donde pasaba “O Rego dos Xudeus

Estatua dedicada a las misteiras

Vista panorámica. Al fondo el lavadero de La Falperra, que es el edificio que está arriba y a la derecha, por encima de las sábanas que están a clareo

Entrada al lavadero de la Falperra

Contexto histórico-sectorial: El atraso de España


Son cinco los factores que hacen de la industria cerillera un interesante campo de investigación para la historia empresarial e industrial de la España contemporánea. Desde el punto de vista teórico cabe destacar

  1. En primer lugar, que los fósforos fueron uno de los monopolios del Estado español, desde 1892 hasta 1956.
  2. En segundo lugar, este monopolio estuvo arrendado a la iniciativa privada y concretamente a una empresa de carácter familiar, el Grupo Fierro.
  3. En tercer lugar, los fósforos constituyeron uno de los sectores en los que España protagonizó una temprana internacionalización con presencia en Portugal desde 1925, en Marruecos desde 1937 y en diversos países de Iberoamérica desde el final de la Guerra Civil española. Esta expansión permite, asimismo, destacar la importancia del capital social como estrategia de crecimiento de una empresa . En efecto, la familia Fierro puso de manifiesto una notable capacidad para generar redes empresariales de cooperación y crear y explotar ese capital social que fue protagonista del crecimiento exterior del Grupo .
  4. En cuarto lugar, el sector fosforero es especialmente interesante desde el punto de vista internacional por su carácter de oligopolio, cuya trayectoria ha ido muy en paralelo a la industria del tabaco. Su estrategia se basó en la producción a gran escala, en el crecimiento horizontal, en la competencia al principio y, muy pronto, en el recurso a los acuerdos de colaboración.
  5. En quinto lugar, y ya desde un punto de vista más concreto, cabe señalar que la industria fosforera española ha sido muy poco estudiada . Existen escasos trabajos que abordan perspectivas concretas, en especial la laboral.

Estas páginas ofrecen un primer acercamiento al sector fosforero en España . Pretendemos poner de relieve la importancia de esta pequeña industria que, a pesar de su atraso tecnológico y del escaso valor añadido de su producto final, constituyó uno de los pocos sectores en los que España participó tempranamente y con cierto éxito en el mercado internacional. Cronológicamente, este trabajo se detiene en 1956, fecha en la que fue suprimido el monopolio español sobre la fabricación y venta de cerillas y en la que España ya estaba establecida en el mercado norteafricano y en el iberoamericano.


La cerillera de Andersen

La Pequeña Cerillera (o La Niña de los Fósforos) es un cuento de hadas escrito por Hans Christian Andersen y publicado por primera vez en 1848. En la Dinamarca de los tiempos de Andersen estaba prohibido mendigar, y muchos pobres se dedicaban a fabricar cerillas y venderlas en las calles, de esta forma nadie podía acusarles de mendigar.

Parece que Andersen escribió su cuento simplemente para hacernos llorar como magdalenas, pero realmente para el danés el final de la historia es feliz. No es que el escritor disfrute con que las pobres niñas pobres, heladas y hambrientas se mueran solas en la calle, sino porque según las creencias religiosas tanto suyas como de la época, lo más feliz para la niña era poder estar con su abuela en un paraíso sin hambre, frío ni dolor… vamos, que la chica debería darse con un canto en los dientes con haber podido tener un final tan “feliz”.

A lo largo del cuento, Andersen va describiendo poco a poco cómo es el proceso de hipotermia que sufre la niña. Con la hipotermia leve, cuando la temperatura corporal está entre los 33 y 35 grados centígrados, empiezan los temblores, la confusión mental y la torpeza de movimientos. La cerillera parece sufrir todo ésto: tiritiona, visiones y arrinconamiento. Si hay hipotermia moderada (de 30 a 33 ºC), también aparece la desorientación y pérdida de memoria. Con la hipotermia grave (menos de 30ºC) puede haber pérdida de consciencia, bajada de tensión e incluso la muerte. Andersen no sabría mucho de enfermedades, pero nos va contando al detalle por lo que pasa la chica antes de morir. Cuentitis aguda.


fabricas_de_cerillas.txt · Última modificación: 2024/02/22 19:52 por iagoglez