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Referencias y Anexos / Organización sindical



La lucha de las mujeres


La historia silenciada de las mujeres en la lucha sindical

“con el auge de la conciencia y el movimiento feminista de la década de 1970 no hubo un interés por conocer el papel de las mujeres en la clandestinidad, principalmente porque esas mujeres participaron en la lucha política en su calidad de esposas o madres, reproduciendo los roles tradicionales.

El feminismo, en general, ha tendido a infravalorar los modos de participación de las mujeres en calidad de esposas

Sin embargo, para las mujeres de aquella época, en la que era impensable incorporarse al mercado laboral, participar en la lucha clandestina fue un acto de valentía y tuvo un efecto emancipador. Si algo estamos aprendiendo de estas mujeres es que en ocasiones los actores a los que prestamos menos atención, los que consideramos más “atrasados”, por no ser obreros varones industriales o mujeres asalariadas, o personas con una formación científica o política “elevada”, son las que actúan con mayor firmeza por el cambio político. Cualquier movimiento social debería tener esto en cuenta”.

(…) Respecto a la militancia sindical actual, es interesante observar cómo en profesiones feminizadas se da la particularidad de que los pocos hombres trabajadores sí tienen representación formal. (…) Esto no hace más que reflejar una realidad más amplia: la masculinización de los espacios de representación y las organizaciones en general, incluyendo las agendas y los estilos de negociación. Obviamente este fenómeno de la infrarrepresentación se hace exponencial en las profesiones masculinizadas.

Sin embargo y cada vez con mayor fuerza, las mujeres de estos sectores precarizados hasta el extremo están organizándose tomando muy en serio sus luchas laborales. Siguiendo con el caso anterior, las cuidadoras de ayuda a domicilio tuvieron una durísima huelga en la que no cejaron y defendieron sus intereses a pesar de tener que mantenerse durante más de seis meses sin cobrar sus salarios, en una acampada frente a las puertas del Ayuntamiento. Pero lograron finalmente sus objetivos. Por supuesto, no es un caso aislado y kellys, estibadoras, dependientas del comercio y demás sectores están viendo cumplidas sus demandas gracias a su acción colectiva. Hay mucho que aprender de la experiencia de las mujeres en los sindicatos.

Desmantelamiento del sindicato vertical


. . .

El 6 de diciembre de 1940, con la promulgación de la Ley de Bases de la Organización Sindical, se hizo implícita la afiliación forzosa de todos los trabajadores y empresarios (“productores”) en la estructura sindical del Régimen bajo los principios de «verticalidad, unidad, totalidad y jerarquía». Durante casi cuarenta años, para el régimen, trabajadores u empresarios eran considerados “productores” y estaban obligados por ley a afiliarse al sindicato vertical.

En octubre de 1976 Adolfo Suarez la reconvirtió por decreto en la Administración Institucional de Servicios Socioprofesionales (AISS), un organismo público que se hizo cargo del personal, de los servicios y del inmenso fondo documental y patrimonio inmobiliario que poseía Organización Sindical Española, más conocida como «Sindicato Vertical».

Entre aquellos servicios que prestaba AISS se encontraban los propios del órgano sindical, pero también servicios de tipo asistencial o los sujetos al órgano «Educación y Descanso». A su cargo quedaron unos 32.000 funcionarios del Sindicato vertical. Sin embargo, este nuevo organismo iba a tener una vida muy corta. Un decreto ley del 2 de junio de 1977 estableció que todo el personal de la AISS pasaría a integrarse en la Administración General del Estado.

La misma ley decretó la transferencia de servicios de AISS a otros organismos o ministerios, lo que supuso la extinción progresiva del organismo autónomo. Buena parte del personal de los antiguos sindicatos franquistas —letrados, auxiliares, ordenanzas, etc.— fue recolocado entre la administración de algunos ministerios.

Fuente Wikipedia: Organización Sindical Española

Aperturismo e infiltración de la oposición

La llegada de la década de 1960 supuso el inicio de una cierta apertura en el ámbito interno de la OSE. Desde 1944 se celebraban elecciones sindicales para elegir a los representantes y delegados sindicales, y desde 1954 dejó de ser necesario el poseer un carnet de FET y de las JONS para poder participar en las elecciones sindicales.

No sería hasta después de 1958, tras la aprobación de la Ley de Convenios Laborales, que aumentó el interés y la participación de los trabajadores en las elecciones a representante sindical. A ello se unió una cierta apertura del aparato sindical en los procesos electorales, con un menor obstruccionismo del régimen hacia las candidaturas no oficiales. Desde el aparato sindicalista hubo incluso un intento de atraer hacia su seno a antiguos líderes anarcosindicalistas.​ Uno de los artífices de esta tímida apertura fue el jerarca sindical José Solís Ruiz, que con ello buscaba obtener la aprobación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). No obstante, la Delegación Nacional de Información e Investigación disponía de carta blanca para investigar el pasado de los candidatos a las elecciones sindicales y de supervisar el proceso electoral mismo.13​

En aquel momento, a comienzos de los años 1960, el entonces clandestino Partido Comunista de España (PCE) decidió implementar una política de infiltración en los sindicatos verticales, en teoría, para alcanzar los aumentos prácticos para las condiciones de los trabajadores. En realidad se trataba de aprovechar las estructuras del régimen para propiciar su caída desde dentro. De ahí surgieron las denominadas Comisiones Obreras (CC.OO.), con figuras destacadas como Marcelino Camacho. Por el contrario, otros sindicatos clandestinos como UGT o CNT se opusieron a esta política de infiltración, aunque en el caso de otras organizaciones como la Unión Sindical Obrera (USO), de inspiración cristiana, sí apoyaron y participaron en esta política de infiltración.

Estas medidas aperturistas no lograron que la OIT diera su visto bueno, y para colmo acabaron encontrándose con la frontal oposición de los funcionarios tecnócratas de la administración franquista. A pesar de que la burocracia falangista vio en la apertura una posibilidad de ampliar sus bases entre los obreros, el experimento fue un fracaso y para 1967-1968 se pudo dar por terminado.14​ En este contexto, Solís no tuvo inconvenientes en apoyar la represión de Comisiones Obreras durante el período de estado de excepción decretado en 1968. Esta situación se mantuvo incluso después de la aprobación de la Ley sindical de 1971, aprobada 17 de febrero de ese año, que no supuso ninguna innovación dentro de los Sindicatos Verticales y que a efectos prácticos constituyó poco más que una mera serie de normativas reglamentarias y/o administrativas.​ Por el contrario, la actividad sindical pasó a depender del Ministerio de Relaciones Sindicales. A pesar de las tímidas reformas emprendidas por José Solís, la OSE nunca llegó a contar con la aprobación de la Organización Internacional del Trabajo, y si bien el sindicato mantuvo una época de distensión con la OIT durante la década de 1960, esto terminó en 1969 después de que el organismo internacional publicara ese mismo año un informe muy crítico con la situación laboral y sindical en España.

Durante los últimos años de la dictadura franquista la Organización sindical perdió buena parte de su anterior fuerza, mientras que los sindicatos ilegales (especialmente CC.OO. y USO) se hicieron cada vez más fuertes. De hecho, una vez fallecido el Franco y hasta la supresión de la OSE, la mayoría de los empresarios preferían acordar convenios y pactos de empresa con la representación de la organizaciones sindicales clandestinas que con los representantes de la OSE.

Transición y desaparición

La reforma política emprendida por el presidente del gobierno Adolfo Suárez incluía la aprobación de la libertad de asociación sindical: esto en la práctica suponía la muerte de los Sindicatos franquistas.

El 1 de abril de 1977 se reconoció finalmente el derecho de asociación sindical, y un Real decreto del 2 de junio de ese mismo año extinguió la afiliación sindical obligatoria.​ Poco tiempo después de la disolución, muchos de los antiguos patronos que habían estado integrados en los sindicatos verticales pasaron a formar parte de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).18​ Un Real Decreto del 6 de diciembre declaró extintas las estructuras del Sindicato Vertical.​

La Ley de Cesión de Bienes del Patrimonio Sindical Acumulado, pretende resolver dos problemas: la titularidad de los bienes y derechos procedentes de la antigua Organización Sindical y de las demás Entidades Sindicales anteriores al nuevo sistema constitucional y la incautación de los bienes de las Organizaciones Sindicales como consecuencia de la guerra civil española.

Organizaciones dependientes

A lo largo de toda su existencia la Organización Sindical contó con un gran entramado burocrático y dispuso de un buen número de organizaciones a través de las cuales ejecutaba sus funciones «sociales». Buena parte de estas eran las llamadas «Obras Sindicales», de carácter asistencial y enfocadas a distintos ámbitos: la «Obra Sindical del Hogar» —promoción de viviendas para los trabajadores—, la «Obra Sindical 18 de Julio» —asistencia sanitaria— o la Obra «Educación y Descanso».

Esta última obra sindical, «Educación y Descanso» (EyD), era una organización de carácter recreativo que había sido creada por el régimen franquista a imagen y semejanza de la organización italiana Opera Nazionale Dopolavoro (OND) y de la organización alemana Kraft durch Freude (KdF).​ EyD fue la más importante y exitosa de todas las organizaciones de las que dispusieron los sindicatos verticales franquistas. Educación y Descanso ofrecía a los trabajadores un gran abanico de actividades socioculturales (teatros, música folklórica, coros musicales…) así como de eventos deportivos y actividades de educación física. Llegó a existir una red de centros culturales para los afiliados a EyD, las cuales incluían residencias de vacaciones y centros deportivos.2

Los Sindicatos Verticales llegaron incluso a disponer de sus propios órganos de comunicación en los medios de masas. En el ámbito periodístico disponían del diario Pueblo, fundado a mediados de 1940 y que con el tiempo se convirtió en uno de los periódicos más importantes de la España franquista.​ En el ámbito radiofónico destacaba la Cadena de Emisoras Sindicales (CES), creada en 1953, que constituyó una agrupación de distintas emisoras de radio que pertenecían a la estructura sindical.​

Estructura orgánica

La organización sindical arrancaba desde la esfera local y de las unidades o células de trabajo con el siguiente esquema:

Delegación Nacional de Sindicatos:

  • Sindicatos nacionales.
  • Junta Nacional de Hermandades.

Centrales Nacionales Sindicales:

  • Delegaciones provinciales de Sindicatos.
  • Cámara Oficial Sindical Agraria.

Delegaciones Sindicales Comarcales:

Gremios Artesanos.

  • Gremios Artesanos.
  • Cofradías de Pescadores.
  • Sindicatos de Empresas.
  • Entidades Mixtas.
  • Hermandades Sindicales del Campo.

Delegación Sindical Local.

  • Gremios Artesanos.
  • Cofradías de Pescadores.
  • Sindicatos de Empresas.
  • Entidades Mixtas.
  • Hermandad Sindical de Labradores y Ganaderos

Empresas - familias campesinas - familias pescadoras - artesanos - productores independientes.

organizacion_sindical.txt · Última modificación: 2024/02/22 19:52 por iagoglez