Herramientas de usuario

Herramientas del sitio


empresarias_jubiladas

Antecedentes / Empresarias jubiladas

Primeras biografías recogidas en el marco del “Proyecto de investigación y recuperación de la memoria histórica sobre mujeres emprendedoras en la provincia de A Coruña” con el que se les quiso dar el debido reconocimiento en vida a estas empresarias en la actualidad jubiladas.

Porque... ¿A qué se dedicaban?


La recuperación de la memoria histórica viene a ser ya una práctica que se va extendiendo a diversos ámbitos de la vida económica y social. Así, la reciente puesta en marcha por parte del Servicio Gallego de Igualdad de la exposición “Pioneras”, puso de manifiesto a necesidad de continuar esta labor con empresarias aún vivas pero ya jubiladas, muchas de las cuales tuvieron un importante papel en el nacimiento y fomento del sector asociativo empresarial de Galicia.

El valor de la recuperación de la memoria histórica es incuestionable, pero más aún lo ser capaces de aprovechar todo lo saber hacer acumulado en estas mujeres que se merecen, además del reconocimiento social, la oportunidad de exponer y compartir sus experiencias y su historia.

Completan este trabajo las memorias de cinco empresarias excepcionales con las que nos entrevistamos estos meses:

  • María Luísa Couceiro Seoane: Dra. en Farmacia y titular del Distrito Farmacéutico de Betanzos.
  • María Lavandeira Maceiras: dentista autodidacta.
  • Consuelo Ramos López: el queso es su vida.
  • Juana Permuy Vilasuso: #hostalero con honores.
  • Anastasia Pisonero Ramos, “Tasina”: empresaria textil, creadora de Viriato.

No obstante, aun a riesgo de volver a “enfadar” a la promotora de este trabajo, los parecen justo transgredir las reglas con dos referencias biográficas que pensamos que no deben faltar y que no son otras que la de la propia Ángeles de lana Iglesia y la de Mª Teresa Vidal Gallego, ambas unidas por más de 30 años de historia al frente de las organizaciones de empresarias en Galicia.

María Luísa Couceiro Seoane

Doña María Luísa Couceiro Seoane, Dra. en Farmacia y titular del Distrito Farmacéutico de Betanzos, colegiada nº 549, regenta desde el año 1968 la farmacia del Doctor Couceiro, siguiendo de este modo una tradición familiar que se remonta desde principios del s. XVIII. Sita en el número 8 de la calle Plateros, de la ciudad de Betanzos, los primeros documentos que se recogen de la farmacia datan del año 1714: “Tengo documentos en archivo de 1714”.

La Farmacia Couceiro lleva tres siglos de actividad ininterrumpida. Regida por la misma familia y emplazada en el mismo lugar, doña María Luísa, a sus 82 años, es la octava generación, por lo que la Farmacia Couceiro se pierde en el tiempo. Como ella dice, “empezó cuando se empezaron a usar los remedios, las plantas…”.

Tras el fallecimiento del doctor Couceiro, su viuda, doña Encarnación Serrano, licenciada en Jurisprudencia, saca el título de Farmacia y se hace cargo de negocio familiar hasta la mayoría de edad de su hijo, don Fermín Couceiro Serrano. Nado en el año 1862, es abuelo de doña Mª Luísa y obtiene su título de doctor en 1881: “El depósito del título de doctor le costó de aquella 750 pesetas”.

Debió de ser de los primeros doctores de aquella época. Grano profesional, sus trabajos se dirigieron más hacia el campo de la medicina veterinaria e inventó la “pomada de fuego”, poderoso revulsivo en el campo de la veterinaria, que era aplicado al ganado caballar y vacuno en ciertas enfermedades propias de la raza.

Fue premiada en diversas exposiciones: Lugo en el año 1896, Gijón en 1899 y Santiago de Compostela en 1909. Recibió también una mención honorífica en París en el año 1900.

El registro de la dicha pomada se extendió a México, Cuba, Argentina…

D. Fermín Couceiro tuvo 10 hijos, entre los que se encontraba, don Jesús Couceiro Núñez, licenciado en el año 1915. Obtiene su título en 1917. Sus remedios farmacéuticos eran elaborados en la propia farmacia y se recomendaban por todos los médicos, ” prestixiosísimo profesional, entrañable no solo para su gente sino para toda la comarca y persona muy querida. La gente lo adoraba”.

Al tiempo, doña María Luísa Couceiro, sobrina de don Jesús Couceiro Núñez, se licencia en Farmacia y realiza el doctorado en Santiago de Compostela. Sus tíos eran personas muy mayores, así que en el año 1952, aproximadamente, comienza a trabajar en la farmacia.

En 1967 fallece su tío, el señor don Jesús Couceiro Núñez, y en 1968 doña Maria Luísa pasará a regentar la farmacia, continuando con la tradición familiar generada a lo largo del tiempo.

Doña María Luísa fue recuperando la esencia del que había sido nos sus inicios a botica: “Encargué a un ebanista que me hiciera una copia de los anteriores muebles“. Despacio fue recuperando todo lo que allí había existido, poniéndoles luz a los muebles y mostrando todas aquellas reliquias que tanta historias contenían en su interior.

Siempre tuvo la inquietud de mostrar aquello, y que la gente supiera el que allí había y le dieran importancia, por eso decidió exhibir las piezas antiguas: “Puse todo a exhibir para que se enteraran del que había dentro de casa”. En la rebotica pueden encontrarse numerosas piezas del s. XIX.

Sin embargo, ella no deja de destacar la labor de su marido, sin lo cuál no podría hacer todo lo que hizo: “Se pasaba el día entero dedicado a la farmacia”.

La parte de delante es de cerezo, mientras que la de atrás es de castaño. En el establecimiento se aprecia el gusto neoclásico, con los capiteles de la época, de cerezo con oro de ley, ornamentación formada por maderas nobles, destacando sobre todo el numeroso ” botamen” empleado en la elaboración de diversas “formas farmacéuticas“.

La belleza de los cajones y la antigüedad de los utensilios hacen de ella una auténtica farmacia-museo. A día de hoy, se siguen preparando las fórmulas magistrales de toda la vida.

Una fotografía del retrato de su tataravó, el señor don Cosme Antolín Montañés Crespo, preside su despacho, cuidado hasta el último detalle y que aún conserva toda la magia de la época. Doña María Luísa es la octava generación. En el establecimiento ya se encuentra trabajando la novena generación, su sobrina, la farmacéutica María Sánchez Martínez.

En su casi sí tiene reconocimiento público. En el año 2001, la farmacia del doctor Couceiro Montañés fue galardonada con la Medalla de Plata de Galicia. El pasado 4 de julio le fue entregado, por la Cámara de Comercio, el título de “empresa centenaria”, al tratarse de una empresa tricentenaria, historia de una larga familia de farmacéuticos que ejercieron su profesión de boticarios desde el s. XVII. En la ciudad de Betanzos le fue entregado otro premio.

#Al mismo tiempo, cuenta con la felicitación y reconocimiento por parte de la Real Academia de Bellas Artes: ”(…) felicitar a la doctora María Luísa Couceiro Seoane, propietaria de la Farmacia Couceiro de Betanzos, a más antigua de Galicia y que viene ocupándose de esta labor desde principios del s. XVIII, por el mantenimiento del mobiliario y ejemplar respeto a las remodelaciones hechas en los pasados siglos“.

Actualmente, doña María Luísa sigue regentando la farmacia y cuenta para lo desempeño de su labor con su prima María José Martínez Couceiro, y con su sobrina María Sánchez Martínez, licenciadas ambas en Farmacia, además de con el personal auxiliar de la farmacia.

María Lavandeira Maceiras

María Lavandeira Maceiras nació el 2 de noviembre de 1922 en Vimianzo. A sus 86 años destaca por su vitalidad.

A los 7 años aprendió a leer y a escribir: “Teníamos un libro para dos”, pero no fue hasta los 25 años cuando comenzó a ir la escuela. Sus padres fueron siempre personas que se preocuparon de ayudar a los demás, personas muy voluntariosas que aprovechando los trabajos de las labores del campo utilizaban los productos que obtenían del campo para canjearlos por otros.

Entre las personas que le compraban la leche se encontraba la maestra de la villa, y es a partir de ahí cuando doña María comienza a ir a la escuela con 25 años. Por el día trabajaba en el monte y por la noche acudía a la escuela de las ocho de la tarde a las once de la noche.

Como muchos hogares de aquella época, esta era una casa colaboradora. La maestra no tenía leche, por lo que se lo facilitaban a cambio de que les había aprendido a leer y a escribir. Era muy importante que doña María aprendiera para poder escribirle sus familiares que estaban en el extranjero (en Montevideo). #Al mismo tiempo el cura les hacía ver la importancia de que habían aprendido: “Si no sabéis la doctrina, no os caso”.

María viene de una familia que siempre tuvo ideas de futuro. Sus abuelos eran personas muy trabajadoras y ahorradoras que, en poco tiempo, juntaron entre los dos 12 reales.

Su abuelo fundó la casa donde vive, en Baio. Su padrino comenzó como dentista en Buenos Aires, mientras que la madre realizaba las labores de dentista en la comarca. Durante el tiempo que ejercieron las su actividad, doña María siempre les guardó mucho respeto a sus padres, especialmente a su madre, a la que se dedicaba a mirar el observar, aprendiendo del que hacía ella. Tras el fallecimiento de la madre, y con todo lo que había aprendido, María comenzó como dentista, a los 50 años, realizando arreglos en los dientes y elaborando dentaduras.

Doña María, en su vida se dedicó a muchos oficios: labores del campo, dentista, recogida de frutos, costureira, palillera… Sin duda fue siempre una mujer todoterreno: “Aprendí a hacer muchas cosas porque de aquella no había hombres en la casa, nada más que mi padre… Llegaba la hora de trabajar en el campo, y a cambio de que la gente me había ayudado, yo les arreglaba los dientes”.

Ella hizo su propia dentadura, sin duda, unos dientes perfectos. Entre sus oficios destacaba lo de costureira. En ocasiones, y siempre dejando presente el profundo respeto que tenía a su madre, le cogía la máquina de coser y cosía a escondidas. En la época del movimiento nacional, en la Guerra Civil, aprendió a coser, calcetar, fiar…

A partir de las ovejas, sacaban la lá y de ahí hacían calcetines y jerseys.

A los hombres que venían de permiso militar a Baio les hacía calcetines y paños. Luego, los jefes, a ver aquellos calcetines de lá auténtica, decidieron enviarle una carta haciéndole una petición: ser “madrina de guerra”. En aquella época, eran mujeres que colaboraban con los combatientes franquistas. Tuvieron un carácter auxiliar.

Cosían uniformes en los roperos, servían nos comedores infantiles del auxilio social, postulaban pequeñas ayudas para los militares, visitaban los heridos y los soldados en la frente…

Ella no accedió a la dicha petición puesto que la política nunca le había gustado y no se quería ver inmersa en ese mundo. Rechazó ser “madrina de guerra”, pero aceptó encargos para coser paños para los militares. Le mandaban los paños cortados, para coserlos la máquina. Por todo ello le enviaban cartas de agradecimiento.

A los 78 años comenzó la palillar gracias a los cursos que hace el Ayuntamiento y al día de hoy sigue palillando. En la actualidad, María sigue haciendo las tareas de la casa y la palillar, fiar…

Con carácter anecdótico, hace falta destacar su faceta de actriz, ya que hace 8 años comenzó con clases de teatro y ya participó en alguna película.

Consuelo Ramos López

Consuelo Ramos López nació, en el rigor del invierno, el 7 de enero de 1939 en Santa Locaia de Branzá, Arzúa. Creció en una familia numerosa y ya desde muy niña le tocó ayudar a su madre con la elaboración de quesos artesanos. Ella, la tercera de siete hermanos, es la mayor de las hijas y se vino obligada a trabajar por necesidad.

Desde bien niña se desplazaba a las distintas ferias a vender el queso, además de ayudar en la elaboración y cuidado de ellos. Vivió en una época en la que los hombres iban a la escuela, para posteriormente acudir al servicio militar, mientras que a las mujeres les tocaba trabajar en las labores que giraban alrededor de la casa.

A los 18 años casó y se trasladó a Turces. Aun no había cumplido los 24 años y ya tenía tres hijos cuya crianza fue quien de compatibilizar con el trabajo de la casa y seguir haciendo queso. Trabajó sin descanso para que sus hijos habían tenido la formación que ella no pudo tener.

También nos deja claro que su marido, José Pereira Conde, siempre la ayudó y entre los dos sacaron adelante a los cuatro hijos: María, Purificación, Benigno y Xosé. Los quesos fueron su apuesta #decido para obtener los mayores beneficio de prosperar: “Teníamos pocos medios y yo le quitaba mucho más al queso que a la leche”.

Comenzó vendiendo los quesos en Santiago de Compostela, en un camión de ferias: “Viajábamos en la cima del camión”. Como toda la gente que nació en la posguerra y creció con el miedo en el cuerpo, aprendió a repartir beneficios para obtener colaboración: “Tenía que dejarles unos quesos para que me dejaran pasar”.

En la actualidad tiene cuatro nietos que llevan, como los hijos que siempre la ayudaron y como el resto de la familia, la pasión por el queso en la sangre.

En el relato de su historia convierte las dificultades en anécdotas como cuando nos inicios, por mor de la inexperiencia, cometieron el error de comprar una vaca en Santander que venía tuberculosa. Al traer aquella enfermedad, contagió todo y posteriormente tuvieron que hacer una labor de saneamiento, desinfectándoo de nuevo. Fue en el año 1985.

Hicieron el saneamiento completo. Tuvieron que limpiar, quemar y desinfectar todo para comenzar con el proceso de nuevo comprando vacas inglesas y alemanas. Acudían en grupo a buscarlas, y de esa manera les resultaba más económico. Las vacas que habían comprado estaban todas preñadas.

De pasar de tener muy poca leche, pasaron a tener mucho, por lo que para aprovechar este excedente llegaron a hacer 58 kilos de queso diario con leche cruda.

Pero seguir prosperando exigía cambios. Eran conscientes de que había que modernizarse, mejorar el sistema y crear una queixería.

Fue en 1980 cuando Consuelo Ramos y su esposo crean la marca Arquesán, en Murgás, Touro, en la provincia de A Coruña, con esa tradición que se transmite de generación en generación, manteniendo la filosofía artesanal que dio origen a tan exquisita producción que hoy disfruta de denominación de origen reconocida en todo el país y, incluso, fuera de nuestras fronteras.

No obstante, eran otros tiempos y la comercialización era muy dura. Desde su casa a la carretera tenía que caminar un kilómetro, “casi siempre por un sendero de barro”, hasta tomar el coche de línea que la llevaba a Santiago de Compostela. Muchas veces, el autobús dejaba la estas mujeres lejos de la plaza de Abastos, y tenían que subir la dura costa del Castrón d’Oro, con la rodela y la cesta en cabeza. Y recuerdan con nostalgia: “Aun cuando voy a la plaza, siempre miro la esquina en la que se ponía mi madre a vender los quesos, que alguna vez me llevaba con ella”, dice Benigno Pereira.

Pero el trabajo tuvo recompensa. La buena producción de leche hizo que habían tenido importantes ganancias, lo que les permitió comprar la primera cámara frigorífica en el año 1986.

Despacio fueron creciendo y montaron la primera queixería que fue inaugurada por la Xunta de Galicia, por el conselleiro de Agricultura, en el año 1987. La leche iba directamente de la tetilla a la queixería. Una queixería en la que tiene mucho que ver el hijo, Nino, que sigue manteniendo la tradición y es en la actualidad uno de los propietarios del queso Bama.

Pero el trabajo estaba bendecido con algo fundamental: el instinto comercial. Ella quería a su queso de Arzúa, pero con el inconformismo de quien busca la perfección, no se dejó de mejorar su receta hasta crear un queso excepcional. Confiesa tener cómo único secreto su amor a un trabajo en el que se inició cuando tan sólo contaba con 12 años de edad: “Te tiene que gustar lo que haces, además de tener la responsabilidad de hacerlo bien y no bajar nunca la guardia”.

Fueron quien de ir convirtiendo las dificultades en oportunidades, como el cambio de ganado que les permitió mejorar la producción para seguir invirtiendo y ensayando nuevos métodos con los que mejorar la producción: “En 20 años hubo que transformar muchas cosas para poder estar dentro de la Comunidad Económica Europea”.

Hoy en día los quesos, con su etiqueta, se distribuyen directamente en los camiones frigoríficos de Bama.

Pero no solo innovaron en la elaboración. En la Campo Despensa desarrollan una auténtica actividad didáctica en la que reciben excursiones de niños a los que les aprenden a hacer el queso, les ponen dibujos o realizan juegos. Cada niño hace su queso, a lo que luego les píntan la etiqueta. Cada queso lleva su número, por lo que se les envía cuando está curado y hecho.

Por esta Campo Despensa han pasado ya más de 5.000 niños. Pero no son las únicas excursiones que reciben, ya que también los visitan enfermos de Conxo, de la Escuela de Hostelería, etc.

En la actualidad, la producción es tal que la obtenida entre Consuelo y su marido (marca Arquesán), y su hijo (marca Bama), constituye la mitad de la producción de todas las queixerías que están inscritas en el Consejo Regulador. (2.500 litros diarios / 8 litros = más de 300 quesos de producción diaria).

Su queso solo está a la venta en tiendas especializadas. Se distribuye por Barcelona, Palma de Mallorca, Suiza…, pero nunca en grandes superficies. Son un manjar selecto de la buena mesa bajo el sello de Arquesán (de Campo Despensa). La marca Bama, a través de un consorcio de queso tradicional de España, exporta aproximadamente para unos 25 países extranjeros, llegando incluso hasta El Japón.

El queso es su vida: “Mientras pueda, seguiré haciendo quesos”.

Entre los reconocimientos obtenidos destaca su primer premio, queso hecho con leche cruda, dado por la Consellería de Sanidad a principios de los años 80. No obstante, lo que más ilusión le hizo fue el homenaje que le brindó el Ayuntamiento de Arzúa en el año 2005.

Juana Permuy Vilasuso

Juana Permuy Vilasuso nació el 3 de julio de 1938. Desde muy nueva se dedicó a las labores del campo y de la casa, cosía calcetines desde los ocho años y lavaba la ropa. Su trayectoria profesional comenzó, hay más de cuarenta años, con una pequeña taberna en la que paraban los vecinos y los trabajadores de la central del Eume.

Fue a la escuela hasta los 16 años y, a los 20, ya estaba casada. Su familia abrió una taberna que ella atendió compaginando con el nacimiento de sus dos hijos.

La ayuda en la tasca era necesaria para la economía de la familia. En aquellos tiempos vivían regularmente, “pero todo el mundo quería mejorar”.

Tan sólo llevaba unos meses con la taberna cuando, a los dos días de nacer su hija más mayor, ardió todo. Aquella construcción de madera fue destruida en un incendio junto con la mercancía, mucha de ella sin pagar aún. Ardió todo. Solo quedaron las facturas pendientes de pagar.

Sin esperarlo, Juana y su esposo, Antonio Calvo, se vieron ante las cenizas de su local. Habían quedado sin nada y acababa de nacer su primera hija.

Pero la fuerza de las personas que luchan por la vida contra todo impedimento hazlas quien de erguirse de entre las cenizas, y poco después el cantero Ruibal, el mismo que hizo las primeras casas de la Estoxa, ayudado por Vence, comienza a levantar la casa de piedra, por encarga de punta en blanco de Peizás y su hijo, Antonio. Allí, Juana abre un negocio en el que combina la tienda de ultramarinos con el bar.

Toda la mercancía que tenía para vender había ardido en aquel fatídico incidente.

Estuvo dos años pagando la mercancía que había ardido en el incendio, despacio, mientras hacía el almacén y posteriormente la casa, a primeros de los años 60. En la taberna había perfumería y mercería. De hecho, la primera televisión de la zona la pusieron ellos y por las tardes se juntaba allí la gente.

El bar se fue haciendo casa de comidas, mezclando el arte para la cocina de Juana con las truchas y los reos del Eume, haciendo también cocido, requesón, freixós… De ahí, Juana pasa a los primeros banquetes de boda, para lo cual cuenta con la inestimable ayuda de Maruja de Ruibal y de la familia. Eran banquetes como fiestas de patrón, tal y como se reflejaba en fotos de los años 60, que quedaron como testimonio.

Llegan los años 70 y se construye el primer comedor con capacidad para 150 personas, lo que favorece que aumente la fama y el prestigio, tanto en banquetes como en comidas a la carta, y que exige ampliar las instalaciones con un nuevo salón de casi 500 metros cuadrados.

Crecía la demanda y la gente se desplazaba hasta allí. Fue de las primeras mujeres de la zona en sacar el carné de conducir.

Juana cuenta desde el año 1997 con el apoyo de su yerno, Rogelio López Loureiro, encargado de la gestión y proyección del negocio, quien actualmente pasó a tomar la testigo de la dirección del negocio.

Se producen nuevas y sucesivas reformas de las instalaciones: aparcamiento, aceras, jardines… Todo siempre desde los dos pilares que constituyen el éxito del negocio: por una parte, el deseo de hacer un restaurante digno y hermoso y, por otro, el trabajo diario de Juana, con un equipo humano que lleva con ella más de dos décadas.

Todos estos factores llevarán la que se inaugure en el año 2001 el Hotel Fraga del Eume. En el año 2005 vuelve a ampliar la oferta para banquetes y eventos, poniendo otro salón, contando en la actualidad con una capacidad de 500 plazas.

De las cenizas de su comienzo, Juana creó un restaurante, Casa Peizás, y el Hotel Fraga del Eume. Tres salones, cafetería y un restaurante a la carta (mencionado ya desde hace dos años en la Guía Michelín) conforman las instalaciones de este maravilloso complejo.

Hoy en día sigue activa: guionista de teatro, panderetera en un grupo, viajes… Participa en la vida cultural y social de A Capela. Disfruta participando en actos populares y culinarios, como por ejemplo el día que hizo callos para 700 personas.

Doña Juana recibió a lo largo de su trayectoria profesional a Medalla de Bronce de Galicia, en el año 2001, el Premio Nacional de Gastronomía de Radio Turismo y el Premio a la labor de toda una vida (Ayuntamiento de Lalín), entre otros.

Recuerda orgullosa como la gente que estuvo allí vuelve. Aquellos niños que en su día celebraron su comunión, vuelven pasados los años a contratar su boda: “Después de 20 años aún se seguían recordando del requesón que habían comido en su comunión“.

Tasina Pisonero Ramos

Conocida como ” Tasina“, Anastasia Pisonero Ramos nace en el año 1929 en Villalón de Campos, Valladolid.

Estudió en Vigo, donde llegó con nueve años. Allí estuvo en el colegio de las Carmelitas hasta los 16. Posteriormente, se traslada a Pontevedra. Y allí, cursando unas materias de Magisterio, es donde conoce su marido.

Casó con 21 años, pero ya estaba ejerciendo de maestra en Tui.

Su marido, Viriato, procedía de una familia modesta. Él tenía un comercio de confección en Pontevedra con un tío suyo, pero al casar se independiza y la pareja decide poner un comercio en Ordes.

Eran conocedores de las ferias que había allí, pero también sabían que no había nada de comercio, y consideraron que sería una buena idea establecer el negocio en aquella comarca. Aquella idea empresarial causó revolución en la zona. La forma de llevar el negocio era innovadora y el escaparate era inmejorable.

Comenzaron con su etapa de fabricantes a partir de la compra de una máquina y la contratación de dos chicas para que Tasina las dirigiera. Le habían propuesto dar clases particulares, pero prefirió seguir los pasos de su marido, y así nació la combinación entre comercio y producción.

Quería llegar a crecer lo suficiente como para satisfacer toda la demanda que veían que iba surgiendo. Por aquellos tiempos, 60 prendas les había parecido una locura.

Fue el paso definitivo hacia el trabajo automatizado. Tasina se exigía a ella misma, y lo transmitía a su gente.

Siempre fue una persona con mucha iniciativa Con el afán de encontrar nuevas cosas no dudaba en viajar a sitios como París o Alemania para conocer los avances del sector en otros países. No tenía ningún inconveniente en ir al extranjero a comprar maquinaria.

“El primero ‘ eslabón’ fue el primer cliente; luego se corrió la voz y vino todo rodado”. Había muchísimos pedidos y llegó a tener alrededor de 500 empleados. Un numeroso plantel en el que las mujeres siempre superaron a los hombres.

La demanda de mano de obra para la empresa causó una auténtica revolución en la comarca. Las mujeres de la zona, en aquellos tiempos, casi no sabían las primeras letras y llevaban una vida muy dura en el campo. La mayoría tenían unas manos tan rudas que era muy difícil entrenarlas para un trabajo más delicado: “Para ellas fue una liberación, hasta el punto de que preferían venir también los sábados porque en sus casas las obligaban a ir al campo, y no querían”.

La empresa Viriato, resultó como una escuela para las personas que allí trabajaban, y siempre se sintió responsable de sus trabajadores. Tanto Tasina como su marido conocían a todos personalmente: “A él le encantaba incentivar a aquellos que le respondían bien”, cuenta Tasina.

El que en la actualidad es Viriato, S. A., fue una escuela para muchísima gente.

Tasina siempre fue una persona muy versátil en su trabajo, y tanto se encargaba del muestreo como de los proveedores o del personal. Además realizaba viajes para ver los avances que había en países como Escocia, Alemania e Italia, y para traer materia prima.

Su meta a seguir fue que el hombre se sintiera como una mujer más en el gremio textil. De alguna manera se adelantó a los tiempos de la igualdad.

La gente en aquellos tiempos respondía muy bien en su trabajo: “La orden llegó sola, me fue muy fácil dirigirlos. La orden generaba orden“.

Se trataba de un colectivo que no había tenido suerte en la vida, y que ante la oportunidad que se les brindó, lo dieron todo. El patrimonio humano en Viriato fue muy importante: “Si no fuera por esta gente y su forma de hacer, Viriato no existiría”. Había buen ambiente y mucha colaboración. Llegaron a hacer 5.000 prendas diarias.

El lema de Viriato era “Vendemos mucho porque vendemos barato, y vendemos barato porque vendemos mucho”. Tasina tiene nueve hijos. El primero con 22 años y el último a los 43.

De manera anecdótica, recuerda que en una ocasión uno de sus clientes, cuando Tasina estaba embarazada, le dijo: “Aquí hay productividad por todos los lados”.

Cuenta también que despertaba malestar entre las amas de casa, porque para ellas las mejores empleadas eran las chicas, y estas se encontraban todas empleadas por Tasina en su fábrica.

Doña Tasina fue reconocida como hija adoptiva de Ordes, y con el Escudo de Oro de Pontevedra (sin ser gallega). En la actualidad disfruta de la compañía de sus hijos y de sus 18 nietos, con los que se entiende a la perfección.

Ángeles de la Iglesias Daviña

Nacida en Gondomar, provincia de Pontevedra, su infancia la pasa en Santiago de Compostela, y con escasos ocho años se traslada a la Coruña, ciudad que verá su evolución como mujer y empresaria. Siendo estudiante conoce el que será su marido, padre de sus tres hijos y socio en el ámbito profesional durante toda su vida. En el año 1955, con 17 años, comienza su trayectoria empresarial en el sector de hostelería, en la empresa de su esposo a churrería Hermanos de la Barrera, aunque no es hasta el año 1959 cuando empieza a pagar el equivalente a la actual “licencia fiscal” por la actividad de “alimentación” (grupo de Masas Fritas), y que le permitía adquirir materia prima por ella misma.

En 1961 aparece ya como cotitular con su esposo del Café Atalaya, un histórico de la ciudad de A Coruña situado en los céntricos Jardines de Méndez Núñez, y también como cotitular del Café Terminal, situado en la misma localización desde 1963 hasta 1974. A partir de 1983, el Atalaya se traslada del emplazamiento original a la zona de Elviña, y sigue regentándolo hasta 2005, año en el que se jubila, aunque siga siendo su titular.

Es en el año 1983 cuando, por su trayectoria personal y profesional, es llamada para formar parte de las listas electorales municipales y será elegida como concejal por la Coruña, cargo que mantiene hasta el año 1995, y asume sucesivamente las delegaciones de jardines, iluminación y turismo.

En el año 1988 decide diversificar su actividad y monta un salón de peluquería, Mayuly, aunque la principal seguirá siendo la hostelería, llegando a tener una plantilla de 28 personas.

Paralelamente a sus actividades profesionales y familiares, ya desde principios de los años 60 participa activamente en el ámbito asociativo, organizando y colaborando en diferentes congresos empresariales e impulsando la creación de todas las asociaciones de empresarias de Galicia, incluida la Federación Autonómica, FEGA.

En el ámbito del asociacionismo se inicia alrededor de 1961 como representante provincial del Sindicato Vertical por el grupo de Masas Fritas, formando parte en esas mismas fechas de la sección económica de este y siendo vocal nacional.

Más adelante, en mayo de 1971, se convoca desde el Sindicato Vertical a varias empresarias para ser fundada la Asociación Española de Mujeres Empresarias (ASEME), de la que será nominada vicepresidenta. En el año 1973 fue nominada presidenta.

Acogiéndose a la nueva Ley de asociaciones de 1977, registra e inscribe los estatutos de la Asociación de Empresarias de la Provincia de A Coruña (la primera de las asociaciones provinciales que lo lleva a cabo), lo cual hará posible que las otras asociaciones provinciales se pongan en marcha.

Con esta nueva ley se ponen en funcionamiento las asociaciones sectoriales y, en su ámbito sectorial, será la primera mujer miembro de la Asociación de Hostelería, miembro de su comité ejecutivo y de su junta directiva, constando inicialmente en su Libro de Socios como miembro número 13. Hoy en día aparece como número 1.

En 1983, utilizando como base el local de la Asociación de Hostelería, impulsa la actualización de los estatutos de la Asociación de Empresarias, que pasa a tener su denominación actual, Asociación de Empresarias de A Coruña (AECO), y se integra en la Confederación de Empresarios de A Coruña como organización sectorial en 1985. Ángeles será presidenta de AECO hasta el año 2007, pero continúa vinculada a la entidad como miembro de la junta directiva.

El 27 y 28 de abril de 1989 se celebra en A Coruña, el I Congreso Gallego de Empresarias, con la presidencia de la Condesa de Fenosa y la asistencia de figuras relevantes de la política como el presidente de la Xunta de Galicia, don Fernando González Laxe, así como diversos conselleiros y el alcalde de A Coruña, don Francisco Vázquez.

En ese congreso, a instancias de Ángeles como presidenta de AECO, se acuerda la constitución y puesta en funcionamiento de la Federación de Empresarias de Galicia. Constará en su creación como presidenta en funciones hasta la asamblea constituyente del año 1991, año en el que FEGA pasa a ser miembro de la Confederación de Empresarios de Galicia. Más adelante, Ángeles será presidenta electa de FEGA desde marzo de 2000 hasta marzo de 2006.

En 1991 es elegida miembro contador del comité ejecutivo de la CEC, y actualmente es miembro de su junta directiva. En ese mismo año, pasa a formar parte del pleno de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de A Coruña, hasta hoy en día, y posee en esta la presidencia de la Comisión de Turismo.

En el año 2006 ponen en marcha un nuevo proyecto asociativo, la Federación Provincial de Asociaciones Comarcales de Empresarias, Profesionales y Emprendedoras de A Coruña (FEDACEPE), entidad en la que esta mujer, ya bisabuela, mantiene una energía infinita y continúa apoyando la labor de las empresarias y difundiendo entre las mujeres a cultura emprendedora de la que ella es un buen ejemplo.

Mª Teresa Vidal Gallego

“Charo” para sus amigos y la “empresaria” para muchos. Viguesa orgullosa y comprometida, de fuerte carácter y ademanes señoriais, visionaria en los grandes temas y esquecediza en las “pequeñas cosas”, doña Charo, como casi todo el mundo a llama, nació en el año 1926 y es madre de cinco hijos.

Charo es una mujer impaciente, como suelen ser las personas de gran altura intelectual y cultural, pero supo compensar esa impaciencia con una inmensa capacidad de reflexión y persuasión. Comprende las circunstancias pero no las quiere entender: quiere cambiarlas.

Se puede decir que se inició en la actividad empresarial de una manera un poco accidental. Tras cursar estudios de Bachillerato universitario, su deseo de estudiar Ciencias Exactas se vino truncado por no existir esa carrera en la comunidad autónoma gallega. Su padre, hombre adelantado para sus tiempos, decide, no obstante, no enviarla lejos por temor que casi y quede en otra ciudad y ella decide estudiar Magisterio y en el tiempo libre ayuda en la empresa familiar, Santiago Vidal Gimeno, S. a., fundada en el año 1912, dedicada al suministro de material eléctrico por menudo y a taller eléctrico.

En el año 1942 se incorpora definitivamente a la empresa, donde desarrolla uno de sus principales talentos: la capacidad de relación, encargándose de las relaciones públicas, licitaciones, concursos y relaciones con los proveedores. Visionarios y pioneros, son los primeros en emplear la fluorescencia en la iluminación pública y consiguen hacer toda la instalación eléctrica tanto en la fábrica piloto como en la primera factoría de Citroën en Vigo.

Desde el año 1955, en el que nace su primera hija, compagina las tareas del hogar con su trabajo en la empresa. Siempre dice que, desde ese año, no volvió a ir al cine por la tarde.

Se considera una pionera en el campo de la igualdad, ya que, si bien procede de un sector profundamente masculinizado en el que las mujeres, especialmente en esos años, no tenían mucha cabida, siempre fue bien tratada por sus compañeros, tanto de profesión como de las diferentes entidades públicas y privadas con las que trataba, con respeto y amistad, sintiéndose siempre como una más. Ella sabe bien del que habla, ya que fue la única mujer en la directiva nacional de la Asociación de Mayoristas de Material Eléctrico, así como una de los primeros miembros de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, junto con otra mujer, Mª del Carmen Alonso Casás, procedente de la industria del vidrio.

En estos años, la empresa fue evolucionando, centrándose más en el sector privado, en la distribución al por mayor y abandonando el taller eléctrico. Fue la primera en conseguir que el Ayuntamiento de Vigo había aceptado avales como fianza en las licitaciones públicas en lugar de la entrega de dinero en efectivo que quedaban depositados en cajas de caudales, igual que fueron los primeros en conseguir poner en práctica para los proveedores de Citroën que se estaba instalando en la ciudad para que se habían admitido líneas de créditos especiales.

Desde hace 20 años, gran parte de su esfuerzo está vinculado con la asociación de empresarias que preside desde su Fundación. Dándole esta asociación a mayor satisfacción al conseguir la baja maternal para las mujeres trabajadoras, que salvaban así un importante escollo para su contratación por parte del empresariado y consiguiendo que esta baja se había aplicado en la comunidad autónoma gallega un año antes que en el resto del Estado.

También trabajó desde siempre por la defensa del trabajador autónomo, continuando en este campo con la labor ya iniciada por su padre, junto con otros trabajadores del sector del metal. Esta labor se concretó en su presencia en el pasado año en la firma, junto con el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, y representantes de siete organizaciones nacionales de trabajadores autónomos, entre las eres Caype, del anteproyecto del Estatuto del Trabajador Autónomo antes de su paso a Cortes.

A pesar de su jubilación, doña Charo sigue siendo en la actualidad una persona activa en los ámbitos de representación y decisión:

  • Miembro fundador de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP).
  • Presidenta de la Asociación Provincial de Empresarias de Pontevedra ( APE).
  • Presidenta de la Asociación de Comerciantes y Autónomos de Pontevedra.
  • Vicepresidenta de la Federación de Empresarias de Galicia ( FEGA), donde fue presidenta hasta el año 2000.
  • Vicepresidenta de la Organización de Mujeres Empresarias y de Gerencia Activa (OMEGA).
  • Presidenta de Comercio Interior de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Vigo.
  • Vicepresidenta de la Federación Provincial de Comercio de Pontevedra.
  • Vicepresidenta de la Asociación de Comerciantes de Vigo.
  • Delegada en la provincia de Pontevedra de la Federación de Autónomos de Galicia ( FEAGA).
  • Presidenta de la Asociación de Mayoristas de Material Eléctrico de la provincia de Pontevedra ( ASOMATEL) Galicia-Sur.
  • Presidenta de la Fundación Gallega de la Mujer Emprendedora ( FUGAME).
  • Medalla de Plata de Galicia en el año 2000.
  • Viguesa distinguida en el año 1997.

empresarias_jubiladas.txt · Última modificación: 2024/02/22 19:59 por iagoglez